Habla jefe de la banda “Los Pascuales”, una de las más temidas de Bogotá

Tota

La W habló en exclusiva en la cárcel La Picota con el jefe de la banda Los Pascuales, que el país conoció a principios de este año por dos hechos que escandalizaron a la ciudad de Bogotá. El más importante de ellos fue la desaparición y muerte del patrullero de la Policía Jairo Díaz a finales de enero de 2013. Durante esos días el país vio a decenas de hombres de la Policía y rescatistas buscando al uniformado.

La justicia aún no ha establecido las causas y responsables de la muerte de este joven patrullero de 24 años en el barrio Villa Nidia. Algunos testimonios han relacionado a miembros de la Policía con este caso. Orlando Guerrero, jefe de la banda ‘Los Pascuales’ cuenta su versión:

Supuestamente los tres policías Rubio, Castro y ‘el paisa’ ayudan a desaparecer a el tombo, se lo entregan a Luisito en el monte y se lo llevan para la casa de su mamá (…) Decide calentarnos con el tombo para que me capturen…”

Dice Guerrero que los policías de la zona no serían los únicos implicados en la muerte y desaparición del patrullero Díaz. Según el jefe de Los Pascuales este caso revela la relación entre las bandas delincuenciales de la ciudad y oficiales de la Policía ligados a oficinas sicariales:

La Policía no se mete (en zona de los luisitos) el apoyo de ellos es dejando que los ‘chirretes’ lleguen a comprar drogas…si se vende 10 millones le toca 5 a los tombos. Ellos siguen camellando. El coronel es el marido de Gina, ella es la encargada de matar gente allá arriba…”

De acuerdo con este interno, el dinero del tráfico de estupefacientes se repartiría en partes iguales entre traficantes y policías, de esta manera el territorio dedicado al microtráfico no es invadido por la autoridad y se garantizaría el expendio de alucinógenos.

Orlando Guerrero habla en particular de una alianza que existe presuntamente entre la banda Los Luisitos, que hoy controla el tráfico de estupefacientes en gran parte del norte de Bogotá, con la Policía:

“Nunca con ‘Los Pascuales’ trabajó un tombo…nuestro lema: nada que ver con los tombos, pero ‘Los Luisitos’ sí. Eran los del CAI de Villa Nidia. Eran los que comandaban el CAI. Sé que son tombos y sé que eran los que mandaban…El día que mataron a mi hermano les dieron plata…”

Como es evidente, en varias respuestas de Guerrero hay un interés en subrayar las faltas de integrantes de la fuerza pública. Por eso es necesario decir que quien lo dice está acusado de múltiples delitos. La banda de Los Pascuales nace en el seno de una familia proveniente de los llanos orientales. Orlando Guerrero explica cómo operaban, dedicándose especialmente al hurto de viviendas y el microtráfico de estupefacientes.

“Robábamos apartamentos, nunca robábamos en el barrio. Éramos apartamenteros, algo que diera plata. La organización pasa por tres generaciones…”

El segundo hecho que dejó en evidencia la existencia de poderosas bandas dedicadas al sicariato y el microtráfico de drogas en la ciudad fue la masacre del 6 enero de 2013 en el Asadero Los Paisanos.

En este hecho murieron cuatro personas ligadas a la banda de Los Pascuales y dio paso a la puesta en marcha de una estrategia de las autoridades para luchar contras las bandas delincuenciales.

Orlando Guerrero cuenta en sus palabras qué fue lo que pasó ese día.

Lo que pasa ese día es que se desató todo (…) nadie se reúne con nadie, eso es mentira de los medios. Vi a mi hermano bajando (…) yo me quedé en el carro (…) Luisito los fumigó (…) Luego me encuentro a mi tío hablando por teléfono diciendo que va matar a mi mamá, ahí es donde se lo pego (el tiro)…Nos estamos buscando para matarnos (…) Guerra hasta matarnos con (Luisito)…”


El enfrentamiento entre la banda “Los Pascuales” y “Los Luisitos” ha generado una ola de asesinatos en el nororiente de Bogotá, en medio de una disputa por el control del territorio para la venta de drogas.

“Luisito ahorita que estoy acá en la cárcel él asesina gente y se esconde, cogen a toda la banda de “Los Alex” y “Luisito” queda por fuera…Con Luisito somos primos hermanos”.

Guerrero, quien apenas tiene 20 años de edad, ya aceptó los cargos de homicidio agravado y porte ilegal de armas y espera en las próximas semanas una condena superior a los 10 años de cárcel. Este testimonio, recogido por La W en la cárcel La Picota de Bogotá ayuda a hacer una radiografía de la criminalidad en Bogotá en la que de acuerdo con el testimonio del jefe de Los Pascuales, hay zonas donde integrantes de la Policía, incluso del más alto nivel, son cómplices de la delincuencia.