
"La espera fue larga, pero valió la pena. Cuando llegamos, le di el libro, se levantó rápido y me dijo: ‘¡Abuelo!’, y me dio un fuerte abrazo. Entonces aproveché para sacarme una fotografía con él. Fue una gran emoción abrazarle, siempre he sido uno de sus mayores seguidores", confesó el viejo admirador al diario portorriqueño El Nuevo Día.
La gran afición que Antonio Torres siente por la trayectoria artística de su compatriota no es precisamente reciente, ya que asegura que tanto él como su ya fallecida esposa seguían con atención los pasos de su ídolo musical desde sus inicios en el grupo infantil Menudo y posteriormente con el lanzamiento de su carrera en solitario.
La posibilidad de conocer personalmente al artista boricua generó tal entusiasmo en Antonio , que hasta su nieta Mayra Hidalgo -su acompañante en la firma de libros- percibió cómo las lágrimas comenzaban a empapar el rostro de su abuelo.
"Él solo quería verlo y cuando lo tuvo enfrente estaba casi con los ojos llorosos de la emoción", confesó la nieta al citado diario.