
Este último corresponde a un muñeco o figura humana hecha con paja, ropa vieja, globos, máscaras, mensajes escritos y otros elementos. Popularmente, el día 31 se incinera en andenes o zonas lejanas y se trata de un ritual tradicional en pueblos y veredas de Colombia.
Aunque es una práctica habitual en el país, también se suele realizar en otros países del sur del continente. Si bien este es un ejercicio que hacen muchas familias, hay varios que no conocen cuál es su origen y por qué se adoptó como una costumbre.
La historia señala que la quema de muñecos o marionetas comenzó en Europa en la antiguedad. “El concepto de años viejos viene de la influencia europea”, expresó el profesor de estudios latinoamericanos y andinos en la Universidad de Nueva York, en una entrevista a The New York Times.
Otra versión que señala el medio público es que este tipo de quemas tienen que ver con una celebración de tipo católica que coincide con el fin de año. Se trata de un festejo que duraba 10 días desde el 28 de diciembre hasta el Día de Reyes.
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Tradicionalmente, quemar el año viejo tiene un significado de purificación, el cual busca alejar las malas energías y eliminar todo aquello que fue negativo. De esta manera, se está abriendo un nuevo ciclo para atraer buena suerte, acercar prosperidad y cosas positivas para el año por comenzár.
Estos muñecos se suelen hacer con aserrín, papel, paja, prendas de ropa usada y otros objetos que conforman una figura de cuerpo humano. En algunos casos, las familias hacen personajes de la vida pública entre farándula, política, deporte, entre otras personas populares. En la actualidad, hay modelos pequeños que se venden en miscelaneas y mercados.