Mucho de eso se debió a que fue desde Puerto Rico que se lanzó y se dio a conocer como figura de proyección internacional, convirtiéndose en uno de los máximos exponentes de la salsa romántica.
“Yo me siento, en parte, puertorriqueño porque viví ocho años allá”, expresa, “años muy importantes”.
Mientras se toma un café en un salón de su nuevo sello discográfico, WEA Caribe (WEA Latina), Luis Enrique habla de lo bien que se siente. Además de la nueva compañía con la que ha firmado, tiene álbum nuevo, Evolución, acogido por fanáticos y críticos por igual, y se apresta a contraer primeras nupcias con una joven llamada Carolina, a quien le compuso el tema Alma rosa, una de las canciones de su más reciente proyecto discográfico.
Tal y como lo dice su nombre, Evolución ha presentado eso mismo para el veterano cantante, compositor y músico. Tras un año de trabajo, el álbum de 11 temas (Alma rosa viene en versiones salsa y balada) salió al mercado en agosto de 2000, y recibió una postulación para los más recientes premios Grammy en la categoría de Mejor Album Salsa. Nada mal para quien muchos habían descartado luego de que sus dos últimos discos de material inédito, Génesis (1996) y Timbalaye (1999), fueran innovadoras propuestas musicales, bien recibidas por la crítica, pero carentes de la promoción adecuada y del respaldo del público.
En dichas producciones, Luis Enrique buscó expandir sus horizontes más allá de la salsa y del pop que lo habían hecho famoso, adentrándose en las aguas de la “world music”.
“Génesis fue el comienzo de todo este rollo con la ‘world music’ “, cuenta el artista. “Y aunque yo siempre he combinado y fusionado cosas (su salsa, por ejemplo, contenía elementos pop), comencé a buscar la esencia verdadera de lo que es una música universal”.
Timbalaye, prosigue, le abrió las puertas a eso que buscaba. “Y con Evolución llego a esa fusión perfecta de lo que considero mi música puede ser”.
O sea…
“… más afroantillana, más salsa. En Evolución tienes a un Luis Enrique en su totalidad”.
Un Luis Enrique al que no le ha sido fácil llegar a donde se encuentra. Confiesa que a lo largo de su carrera se ha encontrado con obstáculos ante lo que puede hacer como artista.
“He tenido que luchar contra el prejuicio de que lo único que puedo hacer es salsa”, dice.
¿Prejuicio de… ?
“… de las casas discográficas, de algunas gentes. A estos últimos dos discos no se les dio promoción”, continúa.
Luis Enrique había pasado de la empresa discográfica Sony, su casa de muchos años, para luego estar con Universal.
“Es difícil tener control de ciertas situaciones.
Hubo muchos cambios en Sony durante Génesis y cambios en Universal durante Timbalaye. Y si a una casa de discos no le interesa tu proyecto, no te lo promociona”, reflexiona.
Al parecer, las relaciones artista-disquera han mejorado para Luis Enrique al pasar a formar parte de WEA Latina.
Junto a Omar Hernández, el cantante produjo el álbum en su propio estudio, bajo su propio sello, Chazz Music, y en colaboración con WEA.
“Mi relación con Warner apenas comienza”, explica entusiasmado. “Pero como equipo de trabajo, de colegas, siento que tengo la oportunidad de promover un buen producto”.
En ese producto Luis Enrique se pasó ocho meses escribiendo las canciones y haciendo los arreglos, y luego cuatro meses grabando.
“Me levantaba temprano todos los días a trabajar, a escuchar lo que tenía sonoramente en la cabeza y a hacerlo realidad”, cuenta. “En un estudio comercial, esto hubiera costado una millonada. Me interesaba tener toda mi identidad a nivel sonoro, y conté con un grupo de gente supercapacitada que me ayudó a llegar a lo que buscaba. Músicos acabados de llegar de Cuba que lograron entender mi trabajo”.
Y cómo no se van a entender entre sí: Luis Enrique también es uno de los músicos más talentosos y codiciados en el mercado (sobre todo como percusionista). Algo que todavía sorprende a muchos, el hecho de que una estrella figure en los créditos de los discos de otros cantantes. Claro que eso paga cuentas, pero Luis Enrique revela que lo hace más porque le apasiona.
“En Evolución mismo toqué percusión, guitarra. Esto es todo parte de la creatividad, y a lo creativo no le puedes poner límites”, dice con la mayor convicción. “Como músico he estado en discos de Ricky (Martin), de Chayanne, de Franco de Vita, de Arturo Sandoval, muchos otros. También en uno para la Unicef que hice en Venezuela, en el que toqué y canté”.
Memorables, además, han sido sus participaciones en dos proyectos de Gloria Estefan.
“Esos fueron Mi tierra y Abriendo puertas”, dice orgulloso. “La gente tiene una percepción equivocada.
No pueden entender que toque en un disco de Ricky o de Franco si me consideran una estrella consagrada. Yo digo, ´¿por qué no? Si siempre he sido músico, antes que nada´. Ahora que no toco tanto como antes, siento que eso está un poco estancado. El problema es que, con tantas cosas entre manos…”
Porque, como si esto no fuera suficiente, Luis Enrique también se ha dado a la tarea de desarrollar talentos.
“Me fascina la parte creativa, producir a alguien joven, nuevo”, cuenta. “Con (el compositor y productor colombiano) Kike Santander, produje una canción para el disco nuevo de Amaury Gutiérrez. Y estoy desarrollando un par de cosas pop, una chica cubana que vive en Puerto Rico”.
Sobre ella no quiere revelar mucho todavía, pero adelanta: “Es una cantautora y pianista de 25 años, impresionante, y espero producirla este año”.
Así que, además de la gira de promoción de Evolución en la que continúa, y que lo llevará a países como Venezuela, Panamá, Alemania e incluso Rusia -“me dicen que bailan muy bien la salsa allá”-, y de sus colaboraciones musicales, el Príncipe se va a poner a producir artistas.
“Desarrollar artistas nuevos es mucho trabajo. No es nada fácil”, reconoce. “No puedo pretender hacerlo todo con un sello pequeño como el mío, pero sí ayudarlos a que se desarrollen y creer en ellos”.
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