En el género de la salsa, las pocas orquestas que han pasado ese umbral son las que precisamente han logrado definir un estilo particular. Willie Rosario, Bobby Valentín, Roberto Roena, Tommy Olivencia, El Gran Combo y la Sonora Ponceña son los ejemplos más recientes de conjuntos que han celebrado el paso a la inmortalidad musical de Puerto Rico.
Hoy, viernes, La Selecta celebrará los 30 años de su aparición en el mundo musical boricua y varios han sido los factores que han hecho que esta orquesta, dirigida por Raphy Leavitt, haya llegado al siglo 21 con el mismo respaldo del público. Pero, ciertamente, fue la innovación de mezclar los ritmos afrocubanos agrupados bajo el término “salsa” con géneros autóctonos puertorriqueños lo que ha distinguido a La Selecta de las demás orquestas.
Lo que comenzó en 1973 con el tema “Jíbaro soy”, se mantuvo de manera constante hasta la última grabación del conjunto hace diez años. Tras dos años de triunfos, un seis con décimas en el que establece su intención al hacer la fusión de ritmos fue uno de los mayores éxitos de la producción del mismo nombre.
“Y vuelvo con mi cantar y ahora sí es doble mi orgullo, pues en favor del montuno, les traigo mi le lo lai. Pues ya está bueno compay de estar cantando a otros pueblos. ¿Por qué no darles lo nuestro? Para que también aprendan cómo Borinquen se expresa con sabor y sentimiento”, establece “Jíbaro soy” (1973).
Al año siguiente, Raphy Leavitt grabó al tema “Lamento jíbaro”, en la producción discográfica “Herido”, en cuya letra lanzaba un grito de malestar con la situación por la que atraviesa su pueblo a principios de la década del 70.
“¿De qué me vale callar? ¿Por qué he de ahogar estos gritos, si el alma de mi Puerto Rico se hunde en el malestar? ¿Cómo queremos negar que somos un pueblo herido, si casi siempre el cariño que ofrece el buen borincano nos lo lleva algún villano que no cree en nuestro Ay bendito?”, reclama en “Lamento jíbaro” (1974).
Es en la producción “Con sabor a tierra adentro” que Raphy Leavitt se consagró en la fusión de estos ritmos. Volvió con un seis con décimas, pero añadió bomba y música de carnaval. Los temas “Carnaval”, “Fiesta en mi corazón” y “Bomba patronal” componen en este disco una muestra del legado “selecto”.
“¡Qué bella expresión en mí tú dejaste! Cuando te acercaste, vida, vi con emoción aquella expresión en tus ojos bellos lanzando destellos a mi corazón”, argumenta en “Fiesta en mi corazón” (1977).
De acuerdo a conocedores de la música puertorriqueña, gran parte del éxito de estos temas ha sido la interpretación del cantante Sammy Marrero, quien con su peculiar timbre de voz y sus correctas entonaciones, ha sabido darle el sentimiento requerido. Marrero, al unirse a la orquesta en 1971, ya tenía experiencia en la interpretación de la música típica.
Tras grabar en ritmo de bomba “Río Manzanares” en la producción “Cosquillita” (1978), el cuatro puertorriqueño volvió a escucharse en el tema “Juye Giñe”, incluido en el disco “Soledad” (1980), y nuevamente una bomba, “A tropezón”, del álbum “La Selecta” (1981).
A mediados de esa década, La Selecta retomó su aportación inicial de las décimas en el éxito “Somos el son”, que figura en la producción del mismo nombre que salió al mercado en 1986.
“Si con mi son arrancamos de la tierra la tristeza, ven canta conmigo hermano bajo una sola bandera. Cual paloma mensajera, mi son se sigue colando y a todos nos va llegando porque no tiene fronteras”, proclama en “Somos el son” (1986).
La “salsa erótica” que imperó desde mediados de los 80 hasta principios de los 90 obligó a casi todas las orquestas a seguir la corriente imperante, pero en 1992, año en que salió al mercado la última grabación de La Selecta (hasta el momento) nuestro instrumento nacional volvió a escucharse en un canto romántico, prueba de que Raphy Leavitt podía adaptarse a los cambios del mercado sin claudicar en su estilo original.
Las notas musicales de un mapeyé abren el tema “Si un amor se va” del disco “20 años después” y se pudo disfrutar de una regrabación del éxito “Jíbaro soy” como parte de un medley en celebración del vigésimo aniversario del conjunto.
Como apreciamos, el estilo musical de la orquesta de Raphy Leavitt ha logrado perdurar por treinta años y, seguramente, hoy será la celebración de tres décadas de orgullo patrio indestructible que el público sabrá reciprocar.
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