La sonera mayor de Cuba, exiliada en Estados Unidos desde 1993, se quedó “huérfana” desde que la compañía Sony decidiera no renovarle el contrato, por una aparente falta de rentabilidad comercial de su música y por no acomodarse a otros ritmos más modernos.
En una entrevista con EFE, Albita dijo en su casa de Miami que su situación ha sido muy difícil, porque sin una casa discográfica no hay promoción para que los discos se escuchen en la radio o uno salga en la televisión.
“Pero bueno, yo hasta ahora sigo trabajando gracias a Dios y como dicen en Cuba, esto era una pelea de león con mono y el mono estaba amarrado”, comenta la cantante, quien se lamenta de que sus discos no se escuchen en las radios latinas de Miami.
Albita había declarado al diario “El Nuevo Herald” que la radio de Miami “es muy desagradecida con los artistas locales”, y cuando se le pregunta que amplíe esa afirmación dice lo siguiente:
“Miami es una ciudad de inmigrantes y es fatal que no haya una preocupación por buscar un sonido local, que apoye a los talentos locales que no se escuchan en ninguna radio y que están silenciados, porque no hay manera de que puedan escucharse o saber que existen”, dice la cantante.
En 1993, Albita tenía permiso del gobierno cubano para cumplir un jugoso contrato en Colombia y con la excusa de que tenía que ir a la capital mexicana para hablar con una casa de discos, simplemente ella y su orquesta se dirigieron a la frontera estadounidense y pidieron asilo político.
“En Cuba hay una dictadura desde hace años, como las disqueras aquí, con la diferencia que yo puedo salir de una casa de discos y puedo seguir haciendo música. Es muy difícil vivir en un país donde tú no puedes decir lo que piensas”, dice la cantante.
En Miami, su fama comenzó en el Centro Vasco cuando estrellas como Madonna, Oprah Winfrey, Angelica Huston, Sharon Stone, Quincy Jones o el asesinado Gianni Versace se agolpaban al borde del escenario del pequeño restaurante para verla.
Muy pronto, el productor cubano Emilio Estefan la contrató para su sello “Crescent Moon”, vinculado a Sony, y su primero disco en Estados Unidos, “No se parece a nada”, vendió mas de 100.000 copias.
Entonces, Albita daba una imagen de ambigûedad saliendo al escenario vestida de hombre, el pelo teñido de platino y muy corto.
“Pocos saben que yo tuve un accidente en 1989 y tuvieron que raparme la cabeza para poder operarme. En los años siguientes tuve que llevar el pelo muy cortito para ir moldeando lo rebelde que crecía”, dice Albita, que ahora tiene una cabellera larga y pelirroja.
Tras la decisión de Sony de abandonarla, Albita parecía que había desaparecido y se le escuchó poco en Miami, salvo por sus actuaciones en cabarets de Miami Beach y en pequeños locales de música cubana en la calle ocho de “La Pequeña Habana”.
Pero la siguieron llamando para dar conciertos en Europa, Oriente Medio y hasta en Australia.
Con su nuevo disco “Hecho a Mano”, producido por la pequeña casa de discos Times Square, Albita vuelve a pisar fuerte con once canciones de su autoría, letra y música, aunque con pocas esperanzas de que se escuche en las radios cubanas de Miami.
“Aquí se escuchan muy poco mis discos y a estas alturas de mi vida no me importa”, dice la sonera.
Albita puede quejarse de la radio, pero reconoce que en Miami la quieren y agradece cuando ve llenos sus conciertos en actuaciones locales para escuchar auténtica música cubana.
© CARACOL S.A. Todos los derechos reservados.
CARACOL S.A. realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados.