Sin embargo, para los que se consideran un puente entre ambas generaciones este dilema está resuelto.
En ese grupo se encuentran Gilberto Santa Rosa, José Alberto “El Canario” y Domingo Quiñones, quienes precisamente se unirán en el bailable Soneros con clase, este sábado en el Hotel San Juan, en Isla Verde, para demostrar en la tarima todo lo que conocen sobre el arte de improvisar.
Ellos están de acuerdo en que no todos los cantantes tienen la habilidad de la improvisación, combinada con la afinación y el ritmo, elementos necesarios para ser un buen sonero. Pero eso no los hace mejores o peores intérpretes de salsa, según explicó Gilbertito.
“Con el mayor de los respetos, tengo que decir que no todos los clásicos intérpretes de salsa, que hoy son nuestros ídolos, eran grandes improvisadores, y por eso no dejaron de ser excelentes exponentes”.
“Yo creo que se nace con la habilidad de improvisar, eso no se puede aprender. El que trae el don sí lo puede perfeccionar”, opina por su parte “El Canario”, a quien sus compañeros consideran un maestro del verso y la cadencia.
Ciertamente, ha habido una merma en la cantera de soneros en la Isla, pero según estos expertos, más que a falta de talento, esto se debe a los cambios en la idiosincracia de la industria musical, especialmente en las casas discográficas.
“La velocidad con la que se trabaja actualmente no permite ese desarrollo del artista. Cuando yo estaba empezando en esto, me pasaba las horas ´maraqueando´ encima de un disco de Roberto Torres. Ahora hay otra velocidad, al artista lo firman hoy y le dan seis meses para tirar todo lo que tiene en un disco, no le dan tiempo de prepararse. Eso no es culpa de los muchachos”, explica Domingo.
“Antes la ley no escrita era que tenías que hacer taller, y por lo menos después de 10 años con una banda, entonces aspirabas a ser solista. Ahora ven a un muchacho bonito en la calle y lo ponen a cantar. Y que conste, no tengo nada en contra de que la gente sea bonita, pero sería mejor si son bonitos y cantan”, coincide Gilberto.
A esta desventaja se añade, según Domingo, el hecho de que la nueva generación no pudo tener la enriquecedora experiencia de ver sobre el escenario a los pioneros del género.
“Nosotros pudimos disfrutar de una época irrepetible, de crecer al lado de un Pellín Rodríguez, Ismael Rivera, Pete “El Conde” o Héctor Lavoe. Teníamos acceso a una música con escencia, y por eso cada vez que vamos a interpretar conocemos el estilo. Esa ventaja no la tienen los cantantes de ahora, aunque tengan mucho talento”.
No obstante, y aunque no tengan la posibilidad de revivir esa época dorada de la salsa, los cantantes noveles deben tomar la iniciativa de educarse, y este grupo de soneros que vivió esa etapa es, sin duda, su mejor recurso.
“Tenemos la gran responsabilidad de pasarle esa información a esta nueva generación, pero también se necesita apoyo de la industria para que entren esos nuevos talentos. El género ha sido muy egoísta en ese sentido, lo hemos cerrado mucho y esos muchachos tienen que encontrar una oportunidad. Cuando yo empecé, quería ser cantante de salsa, primero porque lo sentía y segundo porque sabía que había un taller ahí. Pero ahora los que empiezan prefieren cantar rap o pop porque ven que ahí es que está su oportunidad. Hay que incentivar a la juventud a cantar salsa”.
“En cuanto a la formación, los mismos cantantes tienen que buscar la información que está disponible, porque todavía te-nemos a algunos de los pioneros caminando y haciendo buena música, como es el caso de Cheo Feliciano, a quien considero el cantante de salsa más importante.
En el momento en que me inicié en esta música, yo no tenía información de Tito Rodríguez, ni de Puente, ni de Machito, o de Miguelito Valdés, pero yo la empecé a buscar. Tú te vas empapando de todo esto cuando descubres que esta música te toca el corazón, hay que sentirlo”, expone elocuentemente Santa Rosa.
De lo que no cabe duda para este trío de soneros es que la salsa seguirá viva, a pesar de cualquier topiezo.
“Como todos los géneros, hoy día la salsa está recibiendo un golpe con la piratería, pero nunca va a morir. Y de eso nos vamos a encargar nosotros, renovándonos y buscando nuevas estrategias. La combinación con otros géneros, como el rap, es una buena forma de atraer a la juventud que a lo mejor no aprecia mucho nuestra música”, sentencia “El Canario”.
Por su parte, Gilberto, a quien muchos consideran actualmente el mejor sonero, compartió algunas de sus estrategias.
“Cuando haces una improvisación te llegan todas las palabras, las buenas y las malas, y tú tienes que discernir cuál debes usar. El arte está en saber controlar esa información, mantenerse en un tema y lograr decir algo. Honestamente, yo prefiero repetir una improvisación, antes que decir algo que no tiene sentido.
Pero ésa es mi manera de hacer las cosas, y cada cual tiene su libro. Yo pienso como los boxeadores, que si tiran un buen golpe, lo repiten. El soneo es un don, pero hay que trabajarlo”, concluyó.
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