La salsa retumbó en el Coliseo de Puerto Rico

Tota

El Coliseo de Puerto Rico quedó inaugurado la noche del sábado con el poderoso concierto de salsa “El primero”, que zarandeó los cuerpos de los 11 mil fanáticos que, según cifras de la administración del local, asistieron al deleite del ritmo de Roberto Roena y su Apollo Sound, la Sonora Ponceña y Richie Ray y Bobby Cruz.

Fue una velada espléndida, en términos musicales. La imposición del sonido de tres de las mejores agrupaciones salseras del mundo fue un acierto para consignar la inauguración del nuevo coliseo, en Hato Rey, con una fiesta de pueblo.

El detalle de la producción procuró complacer a los salseros matizando la presentación de las orquestas con un poderoso sonido que puso a vibrar las paredes de la instalación.

Al paso de la celebración, la musicalidad de las bandas fue calentando los ánimos de la audiencia al punto que, al final del espectáculo –de más de cuatro horas de duración–, no hubo quién dejara de contorsionarse, arrastrándose por una incontenible ola de emociones furtivas que a poco se sellaron en manifiesta expresión de caribeñidad.

La agenda musical de la noche arrancó a las 8:30 de la noche con la participación de Roberto Roena y su Apollo Sound con una puntualidad poco habitual. Entretanto, afuera del coliseo aguardaban miles de fanáticos por entrar, en medio de una enorme fila que bordeaba las fronteras de la instalación y superaba sus límites.

Fue una espera desmedida. Un acto inconcebible y desatinado de los organizadores, quienes no pudieron coordinar con sensatez la entrada al coliseo creando malestar. Quienes aliviaron la dilación con una botella de agua no encontraron, tan siquiera, donde botarla.

Adentro, los asistentes avistaban la fastuosidad de la estructura que le ha costado $250 millones al país. Amplios pasillos, baños con papel –aunque muchos sin cestas– y una variedad de cantinas con precios excesivos (tragos $7, cervezas $4.50 y agua $2.75).

La belleza de las instalaciones contrastó con la desazón de quienes tuvieron que pagar $10 de estacionamiento y, luego, caminar largos metros hasta el coliseo. Los que lograron aparcar su auto en los alrededores fueron sorprendidos con boletos de $50, en zonas que en su mayoría aún no han sido identificada como líneas amarillas.

Un deleite salsero
El sonido que procuró la producción del concierto “El primero” fue excelente. Las orquestas pudieron desprender con fuerza su musicalidad aunque a Roberto Roena le correspondió afinar su campana en medio de la prueba de fuego.

Durante el espectáculo hubo un excesivo despliegue de imágenes del fenecido comediante José Miguel Agrelot, cuyo nombre bautiza el coliseo y a quien los productores Rafo Muñiz y Pepe Dueño querían homenajear. Los recursos técnicos con que dispone el coliseo, empero, no se aprovecharon para la exposición de estampas que mostraran la trayectoria de los artistas y sus orquestas, salvo el caso de Richie Ray y Bobby Cruz, aunque con penuria.

El arribo a escena de la Sonora Ponceña fue el mejor momento musical de la noche. La agrupación, que comanda don Quique y Papo Lucca, reafirmó su poderío con la interpretación de “Ñañara Cai”, “Sonora pal´ bailador” y “De qué callada manera”.

Las voces de Pichie Pérez, Edwin Rosas, Wito Colón y Dany Dávila lucieron espléndidas y ni hablar de la imponencia rítmica que desarrolló la orquesta.

Para la ocasión, Papo Lucca invitó a Luisito Carrión para cantar “Yaré”, recibiendo la ovación más contundente de la noche, en un abierto grito de “histeria”. Seguido vino la interpretación de “Aniversario”, un homenaje a don Cholito en letra y música de Shorty Castro, “Abacuá” y “Fuego en el 23”, dejando ardiendo la arena.

Poco después llegó Richie Ray y Bobby Cruz “implotando” el Coliseo de Puerto Rico con la cadencia de una musicalidad que ha devengado en medio siglo de éxitos salseros. El prólogo y el epílogo de la comparecencia escénica de los artistas fue un rezo.

Acompañado de una maravillosa batería de músicos, conducida por el trompetista Julito Alvarado, los veteranos músicos mantuvieron en vilo a la audiencia con el brutal sonido de “La zafra”, “Traigo de todo”, “Amparo arrebato”, “Agúzate”, “Guaguancó raro”, “El diferente” y “Sonido bestial”. En este último tema se lució el timbalero Edwin Clemente, con unas ejecuciones rítmicas rápidas y soberbias que provocaron estupefacción en la audiencia.

La velada continuó con “Richie jala jala”, “Mi mayoral”, “Señora” y el bolero “A mi manera”, que fue coreado por los fanáticos.

La fuerza y emoción que había despertado la participación de Richie Ray y Bobby Cruz descendió en la interpretación del tema “Tributo a José Migue Agrelot”, que contó con la asistencia de los trovadores Victoria y Julio César Sanabria. El momento para esta melodía fue desatinado y generó un clima insípido.

En cambio, el furor regresó con un mano a mano entre Richie Ray y Papo Lucca en la ejecución de “María Cervantes”. Los movimientos acompasados y la ligereza en la interpretación pianística de ambos músicos estremecieron la escena y anticiparon el fin del espectáculo que concluyó con “El yambú” y “Mi bandera”.

Imágenes que pintan banderas
El punto final del concierto concluyó con la ilustración, en tres grandes pantallas, de visuales con algunos momentos de gloria de la nación puertorriqueña y sus protagonistas, en medio de la interpretación de “Mi bandera”.

Las imágenes de la militancia a favor de la salida de la Marina de Guerra de Estados Unidos de Vieques, en armonía con el momento en que Tito Kayak trepó la Estatua de la Libertad en las aguas de Nueva York y colocó una bandera viequense fueron extraordinarias.

De la misma manera, los productores se botaron luciendo a varias de nuestras figuras deportivas como Carlos Arroyo, Iván Rodríguez, Roberto Clemente, Juan “Igor” González y Tito Trinidad, teniendo de respuesta la efusión de los aplausos. Otras personalidades del arte como Ednita Nazario, Héctor Lavoe, José Ferrer, Raúl Juliá, Benicio del Toro, Luis Vigoreaux, Tommy Muñiz y José Miguel Agrelot también despertaron emoción.

La belleza de nuestras reinas tuvo su espacio. Marisol Malaret, Deborah Carty Deu, Denisse Quiñones y Dayanara Torres fueron ovacionadas, aunque Dayanara recibió el aplauso más profuso en contraposición al abucheo que la audiencia profirió cuando se proyectó la imagen de Marc Anthony, su ex esposo.

El pietaje sólo incluyó una figura política, la de Luis Muñoz Marín y excluyó personajes importantes de la canción popular como Ismael Rivera, Gilberto Santa Rosa y Olga Tañón.