Música latina en el corazón de un anglosajón “Aaron Copland”

Tota

– “Europa me parece ahora convencional en comparación. México ofrece algo fresco, puro e integral, una cualidad muy fuera de lo común”. Estas palabras, dichas en 1933 por el compositor estadounidense Aaron Copland luego de su prolongada visita al país azteca, reflejan una fascinación por la cultura mexicana que se viene dando en los Estados Unidos desde siempre.

En agosto del año pasado David Harrington, primer violín del cuarteto Kronos, contaba cómo esa fascinación llevó al grupo a la concepción de Nuevo, su CD dedicado a la música de México.

Ahora, Jeff von der Schmidt, director del grupo Southwest Chamber Music, en diálogo con La Opinión, muestra cómo esa fascinación es recurrente. Von der Schmidt no oculta la satisfacción que le produce el Grammy a la Mejor Interpretación de Pequeño Ensamble, en la categoría Música Clásica, que acaba de ganar el grupo por la grabación del primer volumen de la serie integral de música de cámara del compositor mexicano Carlos Chávez.

“Lo que aprendí creciendo en Monterey Park y en el Este de Los Angeles es que la cultura latinoamericana es increíblemente sofisticada, pero que no es apreciada como la cultura alemana o inglesa, por ejemplo”, dice von der Schmidt.

Y esta afirmación subraya el conflictivo costado en la relación de los Estados Unidos con México, por no decir con Latinoamérica en general.

El encuentro entre Von der Schmidt y este diario se produjo en una librería de Glendale y, en un momento dado, el músico invitó al cronista a levantarse de su asiento para mostrarle algo que había despertado su indignación: un número de la revista Foreign Policy, en exhibición en la librería, y su nota de tapa por el catedrático Samuel Huntington que decía: “Jose, can you see?” con el subtítulo: “Sobre cómo los inmigrantes hispanos amenazan la identidad, los valores y el modo de vida americano (sic)”.

Preguntado acerca de si creía que el espíritu de esa nota representa una forma de pensar predominante en Estados Unidos dice: “No lo sé, California es muy distinta a otros estados como Texas o Carolina del Norte, pero creo que éste es el lugar y el momento ideal para un proyecto como el de la música de cámara de Chávez. Y el Grammy que obtuvimos nos da una plataforma para mostrar parte de la riqueza de la cultura latinoamericana. Necesitamos respetar a nuestros vecinos”.

Southwest Chamber Music es un grupo fundado en 1987. Con el mueso Norton Simon de Pasadena como base de operaciones para sus conciertos y la dirección de Von der Schmidt, ofrece presentaciones también en Herbert Zipper Concert Hall del Colburn School of Performing Arts de Los Angeles y en el festival de verano de la Huntington Library de San Marino. Asimismo se presenta con frecuencia en diferentes escenarios de Estados Unidos y Europa, interpretando obras del repertorio clásico, con acento en las obras modernas.

El grupo lleva adelante también el proyecto Muse y el programa Mentorship, talleres musicales con conciertos en las escuelas de los distritos de Pasadena y Los Angeles.

Von der Schmidt conoció la música de Chávez desde muy chico.

“Yo vivía en Monterey Park, y la mayoría de mis compañeros eran hispanos. Pasaba varias horas todos los días en la casa de unos vecinos mexicanos que me cuidaban desde que yo salía de la escuela hasta que mis padres volvían de sus trabajos. [Carlos] Chávez era un héroe para ellos, y la Sinfonía India era la banda de sonido de esas tardes con mis amigos latinos”.

“El proyecto Chávez nació como una forma de crear una oportunidad para que un grupo estadounidense, radicado en California, rinda homenaje a uno de los más grandes compositores de México”, afirma Von der Schmidt.

En busca de las partituras para la obra completa de cámara de Carlos Chávez, Von der Schmidt encontró que algunas de ellas eran muy difíciles de conseguir. El guitarrista Manuel Rubio le sugirió que se pusiera en contacto con José Antonio Alcaraz, filósofo y biógrafo de Chávez. Este, a su vez lo conectó con Ana Chávez, hija del compositor. En su viaje a México Von der Schmidt visitó a Ana en su casa y una de las primeras cosas que vio fue un retrato de su padre sobre el piano, dibujado por David Alfaro Siqueiros en 1947. Recorriendo la casa descubrió otros retratos de Carlos Chávez, todos en blanco y negro, dos de ellos dibujados por Diego Rivera en 1932 y 1946, y otro de los años 60, por Rufino Tamayo.

Aparte de colaborar con las partituras faltantes, Ana Chávez otorgó su permiso para utilizar estos retratos, según ella nunca vistos fuera de la familia, en las portadas de los subsecuentes discos de la serie.

El primer volumen de la música de cámara de Carlos Chávez fue editado en 2003 y contiene sus tres Invenciones (para piano, arpa y trío de cuerdas, respectivamente), la Suite para Doble Cuarteto sobre temas del ballet La Hija de Colchis (que Chávez compuso para Martha Graham, estrenado en 1946), y Upingos para oboe solista. Esta es la placa que ganó el Grammy, dando un arranque sumamente exitoso a la serie.

Es bastante conocida la amistad entre Copland y Chávez, iniciada en aquella visita de 1933. También es conocida la persecución que sufrió Copland por parte de la Comisión para la Investigación de Actividades Antinorteamericanas, que presidía el senador John McCarthy en los años 50.

“En esa época comenzó una gran confusión en Estados Unidos que continúa, creo yo, hasta ahora”, dice Von der Schmidt. “No necesitábamos aterrorizarnos de esa manera con la Unión Soviética, no necesitábamos pensar en bombardear la Unión Soviética para cambiar su gobierno. Y también se puede ver una tensión entre Estados Unidos y México por el hecho de que ese país tenía una actitud más tolerante hacia los comunistas”. Y agrega, “Copland y Chávez hablaban de cambiar esa situación de tensión, y Diego Rivera hablaba de una cooperación cultural panamericana”.

Von der Schmidt cree en la apertura cultural y en el pensamiento multidimensional que se requiere para comprender culturas extranjeras.

“En un nivel cultural, cuando se simplifica, se reduce a la gente a estereotipos. La sofisticación de la cultura latinoamericana no tiene nada que ver con el estereotipo latino que se ve en las películas”.

La pasión de Von der Schmidt por la música y la cultura latinas es el motor que trata de tender un puente entre EU y Latinoamérica.

Este Grammy probablemente no hubiera sido posible hace 20 años, y Von der Schmidt acepta que las cosas pueden estar cambiando. El quiere ser parte de ese cambio y de esa cooperación cultural panamericana. Y cita al Che Guevara: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”.