Resurge Vico C “El pensamiento que canta”

Tota

Resurgido una y otra vez de sus cenizas, el rapero boricua sigue sosteniendo la llama de la verdad

Cuando parecía que quedaría relegado por el héroe de turno, Tego Calderón, y por sus problemas personales, el rapero puertorriqueño Vico C ha vuelto a los primeros planos en tiempos recientes.

El artista lanzó tres discos en los últimos tres años. Con uno, Vivo, ganó un Grammy y con los otros también ha recibido frutos: por ejemplo, el último, En honor a la verdad, ha vendido alrededor de 100,000 copias.

´´He tenido momentos malos y momentos buenos, como los de ahora. Pero eso le pasa a todos. Siempre se muere y se resucita espiritualmente´´, reflexiona, haciendo honor a su sobrenombre de Filósofo del Rap.

´´La experiencia me dice que uno mejora pero es difícil mantener la constancia´´, observa. “Por lo que debo prepararme para los momentos duros, de batalla´´.

Vico C se llama Luis Armando Lozada, y nació el 8 de septiembre de 1971. A los 9 años empezó a actuar y, a los 13, a rapear, inspirado en el grupo Sugar Hill, del hit Rapper´s Delight.

Empezó su carrera en alto, a principios de los 90, en la Isla del Encanto. Fue un boom, con álbumes como La recta final, pero tiempo después tuvo un accidente de auto y dificultades por abuso de drogas.

´´Pérdida´´, responde ahora cuando se le pregunta por una palabra asociada a la droga. Superada la situación, en 1998 lanzó al mercado Aquel que había muerto que, efectivamente, lo resucitó comercialmente.

“El negocio de la música es fuerte, impredecible, crea inestabilidad emocional y eso me complica la vida porque soy frágil de sentimientos. Prefiero ganar menos pero tener más calidad de vida´´.

Desde Aquel que había muerto, Vico ha vivido una primavera interrumpida por alguna recaída en la droga. Ahora está bien, tranquilo, reside en Orlando junto a su familia. Tiene cuatro hijos: dos varones y dos niñas.

´´Con mis canciones doy información útil a la gente. Le hablo de la realidad, de lo cotidiano, con sus cosas positivas y las negativas´´, dice. “Cuando uno conoce la verdad no está ciego´´.

No todos los colegas del intérprete son tan pensantes. En años recientes se ha impuesto un ritmo derivado del rap, llamado reggaeton, que es fresco pero de letras elementales. Allí reina Tego Calderón.

´´No tengo celos profesionales de Tego porque es una persona talentosa, que anda por la vida con una buena actitud, no como otros que no son buenos y tienen delirios de grandeza´´, afirma.

La buena relación de Vico y Tego quedó estampada en el tema El bueno, el malo y el feo, que grabaron juntos para En honor a la verdad.

Vico C intenta no atacar al reggaeton, al que se le endilga vulgaridad. “Da la casualidad de que cuando sale algo del barrio, como este género, se lo acusa de vulgar, y eso me suena a fascismo´´.

Pero, padre al fin, deja entrever cuestionamientos a las canciones de grueso corte sexual. “Espero que eso no limite el arte y la creatividad del reggaeton, para que no pierda su esencia´´.

Vico C presentó En honor a la verdad hace un tiempo, por lo que suena algo saturado de referirse al tema pero expresa que el álbum ´´muestra un crecimiento´´ en su “línea de pensamiento´´.

La filosofía de Vico C no llega a alturas considerables pero el artista expone sus ideas con una claridad encantadora. No suena soberbio ni cuando se autocalifica de “pensador libre de la sociedad´´.

Jura que en su cotidianeidad habla poco. ´´Más que nada me gusta aprender´´, sostiene. No lee a los filósofos clásicos. Mira los canales de televisión culturales como History Channel.

Adora la vida normal de Orlando porque se siente apabullado con la presión de la fama en su tierra. ´´Me cansa ser una figura pública que siempre debe sonreír´´, explica. “Me da una presión que no quiero´´.