Gilberto Santa Rosa reafirma su poderío

Tota

– Próximo a cumplir sus 30 años de carrera musical, Gilberto Santa Rosa se ubica en el pentagrama rítmico antillano como uno de sus más grandes exponentes contemporáneos.

La calidez de su voz, su arte en el oficio de sonear, su fuerza interpretativa y su buen gusto musical lo sitúan en el grupo selecto de grandes estrellas salseras, sirviendo de puente en un cruce de generaciones que combina lo mejor de la raíz afroantillana con propuestas armónicas modernas.

El pasado viernes, el cantante volvió a reafirmar su poderío escénico, en esta ocasión frente a un público entusiasta que atestó el teatro del Madison Square Garden de Nueva York y entre quienes se encontraban Cheo Feliciano, Johnny Pacheco, Ralph Mercado, Louis García, Harry Sepúlveda y Héctor Maysonave.

La audiencia, contabilizada en más de 5.000 fanáticos, era, en su mayoría, femenina y joven, lo que afirma que el veterano vocalista impacta con fuerza varias progenies.

Desde su arribo a escena, Gilberto Santa Rosa –que presentaba su concierto por primera vez en ese proscenio– exacerbó la emoción de sus seguidores. Gritos, vítores, aplausos y hasta flores se convirtieron en la principal muestra del cariño que le profesó el público caribeño neoyorquino, integrado por puertorriqueños, dominicanos, colombianos y venezolanos.

El concierto fue maravilloso. El salsero produjo un espectáculo brillante en el que atravesó por los éxitos más sonados de su carrera musical, acompañando su repertorio con dos popurrís que les hacían honor a las agrupaciones salseras que han marcado su desarrollo artístico: El Gran Combo de Puerto Rico y la orquesta de Willie Rosario.

Gilberto Santa Rosa comenzó la velada con la interpretación del tema “Dime lo que quieras” y luego vocalizó las melodías “Que se lo lleve el río”, “Vivir sin ella”, “No quiero na’ regala’o”, “Perdóname”, “Amor mío, no te vayas”, “Un montón de estrellas” y “Yo no te pido”.

De inmediato despojó su lado romántico y deleitó a sus seguidores con la balada “Si te dijeron”, al tiempo que la mirada de su flamante compañera, Alexandra Malagón, sentada en primera fila, rastreaba con mágica emoción cada uno de los movimientos de su pareja.

Un alto al repertorio que le ha dado vida a su historia fue preciso para tributar a “Los Mulatos del Sabor”, cantando “El callo”, “Te pasa algo”, “La femenina”, “Caballo pelotero” y “Y no hago ma’ na'”.

Ese gesto reafirmó el encanto que el salsero siente y profesa por la sonoridad de El Gran Combo, en particular con las melodías que alcanzaron fama en la voz de Pellín Rodríguez.

El evento continuó con la interpretación de “Un amor para la historia” que trajo de vuelta el clima amoroso a la escena, seguido por la cadencia de “Qué manera de quererte”.

La época de la pachanga también tuvo su momento haciendo recordar una etapa gloriosa de la música caribeña neoyorquina con la canción “El refrán se te olvidó”, para el que el cantante se acompañó de un cuarteto de bailarines excepcionales integrado por Tito Ortos, Tamara Livolsi, Glinerys Vázquez y Dicky Colón.

La memoria del gran compositor cubano Polo Montañez se evocó con el tema “Sombra loca”, dando paso a la interpretación de “Lluvia” y “Botaron la pelota”, dos de sus éxitos junto a la orquesta del maestro Willie Rosario.

“Mal herido”, “Mentira”, “Conciencia”, “Que alguien me diga”, “La agarro bajando” y “Déjate querer” completaron el espectáculo, que gozó, como siempre, del acompañamiento majestuoso de una maravillosa batería de músicos, dirigida por el trombonista Georgie Torres.