Shakira no deja de vivir en español

Tota

Ella se contoneó para torturar con Alejandro Sanz y vendió cerca de tres millones de copias. Ahora revela su segunda fijación oral vestida de la bíblica “Eva”. Pero su versión de la madre de la humanidad es más recatada. Se cubre los pechos y la parte inferior del ombligo con dos ramas de árbol. Pues, aunque no parezca, a Shakira le cuesta enseñar su cuerpo. “Todo el mundo tiene sus límites”, dice.

A la mañana siguiente de cargar con la estatuilla de mejor artista latina en los premios “American Music”, la estrella colombiana conversó por teléfono con PRIMERA HORA.

Habló de su regreso a la lengua inglesa con “Oral Fixation Vol. 2” –aunque no deja de vivir en español–, de algunos anhelos, de su fundación Pies Descalzos, y de la boda que muchos auguraron ocurriría este año.

El premio que ganó la pasada semana por encima del boricua Daddy Yankee y del mexicano Luis Miguel lo valora por la presencia que da a la música latina dentro de Estados Unidos.

“(‘Fijación oral I’) lo hicimos para nuestra comunidad hispana, para la industria de la música, para demostrar una vez más que la música es un idioma en sí mismo y que no podemos escaparnos de la idea, del hecho de que vivimos en un mundo global, donde ya no hay espacios para nacionalismos, hay una integración en el mundo entero y ésa es una realidad”, apunta relajada y con gripe.

Esa integración se refleja en el álbum que sale al mercado mañana, martes, y que ya suena en la radio con el sencillo “Don’t Bother”.

“Ésta es una de las canciones en las que reflejo un poco ese miedo latente de ser abandonada por otra, ya sea de mejor forma, más alta, más linda, siempre existe la amenaza de otra mujer, y esa canción intenta exorcizar ese miedo”, abunda.

En este proyecto discográfico, Shakira se despega del español para reconquistar la tierra anglosajona (como hizo en 2001 con “Laundry Service”) con una propuesta sociorromántica con base en el rock.

“Soy más elocuente escribiendo canciones que explicándolas”, advirtió antes de comentar sobre el álbum al que trajo como invitados a sus ídolos, Gustavo Cerati (“The Day and The Time”) y Carlos Santana (“Illegal”).

“He cumplido muchos de mis deseos secretos como artista al poder colaborar con colegas a los que admiro y respeto”, confiesa la misma que hace pocos días también complació su callado anhelo de cantar en las calles de la Gran Manzana en preámbulo a este lanzamiento.

“Siempre había sido una especie de sueño secreto tocar en Nueva York, en la calle, es uno de esos lugares del mundo que tiene un sello muy característico y le pertenece un poquito a todos”, manifiesta con notable nostalgia.

“Oral Fixation II” es un “álbum muy ecléctico, pero con algunos sonidos e influencias del rock, electrónicos… Cuando empecé a producir estos dos álbumes tenía en mente que sonaran a los (años) 80, porque siempre he sido una gran fanática de esa época y así empecé…”, recuerda del parto creativo que inició con guitarras eléctricas y culminó más orgánico.

El “acercamiento orquestral” que probó en este par de discos es síntoma de su nueva inquietud por hacer música para películas. “Sería uno de mis sueños”, afirma la cantante de 28 años, fanática de Nirvana, Metallica, pero con sus raíces musicales ancladas entre la costa de Colombia y el Oriente.

En la carátula de “Fijación oral I”, Shakira Isabel Mebarack Ripoll –su nombre real– representa a una madre con su hijo, y en esta segunda parte es “Eva”, en la misma pose de la que pintó el renacentista Alberto Durero (1471-1528).

“Quería continuar en esa línea de que estas portadas fueran una especie de proposiciones pictóricas, por eso escogí dos temas renacentistas, madre e hijo, muy usado dentro de esa era renacentista, y a ‘Eva’ y el pecado original…”, detalla.

Su versión de la pareja de “Adán” sustituye la serpiente por un bebé. ¿Resultado del pecado original?

“Me parecía interesante usarlo como una alegoría, usando el mismo bebé, y que representara la tentación para ‘Eva’ y atribuirle a ‘Eva’ una razón más para haber mordido la manzana”, precisa la prima-madrina de la bebé retratada.

“¡Las primas están de moda!”, exclama la cantautora al preguntarle si una vez se interesó por los certámenes de belleza como su prima Valeria Domínguez que recientemente se coronó como Miss Colombia.

“No, por suerte, porque hubiese sido un delirio con uno sesenta (metros de estatura)”.

Para el 2006, Shakira proyecta una gira de conciertos mundial. Lo que no está encaminada es la boda con el argentino Antonio de la Rúa. No obstante, todavía se asegura que anda buscando vestidos de novia.

“Contrario a todos los pronósticos, por ahora no. Estoy en la mitad de una vorágine, consumida por el trabajo y por los miles de compromisos, sacando estos dos proyectos que han sido como dos hijos que parido”, apunta.

–¿Y cuando vienen los de carne y hueso?

–(Risas) Los que sí me van a hacer trabajar de verdad, no a corto plazo. Si bien (la maternidad) es otro de los sueños que albergo muy dentro, no creo que por ahora sea prudente meterme en ese trabajo… pero en algún momento lo voy a hacer.

Mientras tanto, su relación con el hijo del ex presidente argentino, Fernando de la Rúa continúa tan sólida como su carrera. “(Antonio) es muy bueno, es una de esas personas muy especiales, con una gran sabiduría, además de ser mi pareja, es un gran amigo”, describe sobre la persona que en cinco años de noviazgo no le ha reclamado tiempo para la relación.

Aun siendo tan “santo”, no le perdonaría una traición como la que sufre la mujer en “Don’t Bother”. “Lo colgaría de un árbol”, sentencia riendo la nueva “Eva” de la música latina.

Alfiletero

Shakira asume como una “obligación” la celebración de un concierto tipo “Live 8” para, igual que se ayudó al África, beneficiar a las comunidades latinas cuyos derechos humanos son violentados a diario. “Es hora de llamar la atención internacional”.

A través de su fundación Pies Descalzos, la cantautora alimenta y educa a cerca de 3,000 menores a diario en su natal, Colombia. Son víctimas de la violencia entre los grupos armados que, por su “fuego cruzado”, han obligado a muchas familias campesinas a abandonar su tierras y moverse a las grandes ciudades donde sus ingresos no alcanzan para el sustento.

Aunque vive en Bahamas, la artista trata de visitar su pueblo, Barranquilla, en Colombia, “tantas veces como puedo”. La próxima vez será esta Navidad, porque es importante “volver a donde nacieron los sueños”.