Hoy en día, muchas personas utilizan productos bancarios entre tarjetas de crédito, títulos accionarios, cuentas nóminas, entre otros. Los más utilizados son las cuentas de ahorro y las cuentas corriente, dos alternativas con la que muchos usuarios aprovechan para ir creando vida crediticia, y guardar su dinero.
Si bien ambas reflejan características en común, beneficios, características, etc., también cuentan con diferencias puntuales. En esta nota trataremos sobre la explicación de cada una, sus similitudes, y cuál es mejor para usar, dependiendo el caso.
Consiste en una cuenta destinada en específico para personas naturales como empleados de nómina, pensionados, o quienes iniciaron su vida crediticia. En este producto se puede depositar dinero, y con base en el monto acumulado se recibe cierto interés o ganancia de bajo monto.
De acuerdo con Citi Bank, este tipo de productos funcionan bien para “ahorrar para objetivos a corto plazo, como ahorrar para unas vacaciones o un auto nuevo”. A los clientes con este producto se les entrega una tarjeta débito, con la que se puede tener dinero a la mano, y fácil de utilizar en cajeros automáticos y para pagar con datáfonos.
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Está diseñada especialmente a personas jurídicas como empresas, o organizaciones sin ánimo de lucro, aunque algunas personas naturales también pueden aplicar a ella. Se caracteriza por permitir sobregiros, en caso de que la cuenta se quede sin dinero, y necesite realizar una transferencia próxima.
Estas cuentas ofrecen una alta liquidez a sus usuarios, y brindan la posibilidad de realizar transacciones frecuentes, sin topes de valor significativo. Según BBVA, se distinguen por “tener una tasa de interés anual baja o nula, pero pueden ser una buena opción para los clientes que necesitan disponer de dinero de forma inmediata”.
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Dicho lo anterior, las cuentas bancarias corrientes son mejores para aquellos usuarios que en su cotidianidad realizan constantemente transacciones o movimientos de altas sumas de dinero. Por su parte, la mayoría de las cuentas de ahorro cuentan con tasas de interés más altas que las cuentas corrientes, lo cual es una oportunidad para quien va a realizar un ahorro de dinero a largo plazo.
En el momento de realizar la apertura del producto en el banco, la corriente necesita un monto mínimo, mientras que la de ahorros no lo requiere. Expresado esta información, si usted es una persona que necesita un lugar para depositar su dinero y acumularlo para emergencias o un fin destinado, su mejor opción es la cuenta de ahorro. En cambio, si debe realizar varias transferencias o pagos constantes, o mueve altas cantidades de dinero, lo mejor es contar con una cuenta corriente.
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