El miércoles 13 de noviembre de 1985, Colombia vivió una de las tragedias naturales más desastrosas en su historia. La avalancha del volcán Nevado del Ruiz arrasó con barro, lava, piedras y residuos que sepultaron Armero, causando el deceso y desaparición de miles de personas.
Días después de la Toma del Palacio de Justicia, millones de personas fueron testigo del pueblo que fue borrado del mapa, en medio de una época tensa y crítica. Lo que comenzó como un día común y corriente en la vida de miles de familias terminó convirtiéndose en uno de los hechos más desafortunados que enlutó al país. La radio y posteriormente la televisión informaron al país y el mundo la triste noticia que despertó a millones de personas a la mañana siguiente.
Sobre las 3: 00 p.m. comenzó a llover ceniza en el municipio y el olor de azufre era más y más impactante. Vehículos y fachadas de casas comenzaron a tornar un color blanco, debido a los residuos que venían del volcán que hizo su primera erupción en horas de la tarde.
Según estudios e investigaciones posteriores a la catástrofe, la avalancha tocó tierras del extinto pueblo sobre las 11:06 p.m. Tras un segundo derrumbe, casas, cultivos, ganado y tiendas quedaron sepultadas entre lodo, hielo y escombros.
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La magnitud de este desastre natural borró por completo a Armero del mapa, uno de los pueblos más prometedores de la época que tenía más de 25.000 habitantes. Al reportar el hecho a la mañana siguiente, las cámaras mostraron un escenario desolador que desunió familias, desapareció personas y conmocionó a todo un país.
Organismos de socorro se acercaron al lugar de la tragedia para socorrer a los heridos, auxiliar a los sobrevivientes y recoger a quienes habían fallecido. Familias quedaron destruidas, esposos acabaron viudos, hijos terminaron huérfanos, y con ello quedó plasmada una historia triste que enlutó a muchas personas.
En la actualidad, este lugar quedó sepultado entre maleza y ruinas de las pocas construcciones que quedaron en pie y solo son lugares desolados. Algunas personas se acercan a visitar este pueblo para conocer su historia, recorrer sus antiguas calles y hasta entrar a ver las tumbas de quienes fallecieron como Omaira Sánchez, uno de los símbolos de esta tragedia.
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