Por estos días, Luis Alfredo Garavito se volvió nuevamente tema de conversación en el país, luego de que se revelara una impactante imagen de su apariencia actual. Lo que más llamó la atención fue el ojo del asesino serial, pues muy pocas personas sabían que tenía cáncer.
Fue a través del programa Testigo Directo que se dio a conocer la noticia y la imagen, pues los periodistas Rafael Poveda y Kevin Pinzón estuvieron unos años entrevistando al violador de más de 200 niños en la cárcel La Tramacúa en Valledupar, donde permanece pagando sus crímenes desde hace más de 20 años.
A raíz de la ardua investigación que hicieron, ambos periodistas estuvieron como invitados en Cómo amaneció Bogotá de Tropicana para que contaran algunos detalles de la entrevista y lo que fue el encuentro con el detenido.
Kevin Pinzón explicó a la mesa de trabajo que en el 2019 logró contactarse con un familiar del delincuente y establecer una conexión. “Nosotros más o menos hacia diciembre del año 2019 nos dimos a la tarea de enviar unas cartas a la cárcelLa Tramacúa en Valledupar y hacia enero del 2020 ya me escribe un familiar de él”, recordó.
El reportero le pidió una llamada con Garavito y esa llamada se convirtió en varios años de intercambio de correspondencia.
¿CÓMO ES SU CELDA?
Rafael Poveda explicó que fueron varias horas en la celda con Garavito: “Cinco horas encerradas con él, tiene una celda como una especie de sala, pero no podemos llamarlo sala, al fondo está su habitación, pero no pudimos entrar, queríamos entrar a ver qué había en las paredes”.
El escritor sostuvo que sintió curiosidad de cómo sería su celda, pues cuando fue atrapado en la década del 90 tenía varios recortes de periódicos.
“Tenía un maletín con muchos recortes de periódicos y también con todo lo de los pasajes que pagó por diferentes lugares, entonces estuvimos sentados, Kevin en la izquierda, él al frente y la verdad que fue una charla sin cámara muy interesante”, puntualizó.
LO QUE NO LE GUSTA
En medio de la charla, Rafael reveló parte de los encuentros con el condenado, por ejemplo, que no le gustaba que lo llamaran por su apellido, como lo reconoce la mayoría de personas.
“Hay demasiadas cosas las que nos contó, porque siempre nos sentábamos y una de las cosas que nos pasó, recuerdo que él llegaba en la mañana, nosotros lo entrevistábamos de 10:00 a 12:00 y de 2:00 a 4:00. Siempre que llegábamos en la mañana él llegaba como más jovial y era momento de caerle con algo, inclusive sin que se sentara y comenzábamos a hablar: ¿cómo está Luis Alfredo? A él no le gustaba que le dijeran Garavito, comenzábamos a hablar con él y algo nos sacaba, algo nos contaba, mirándolo a los ojos”, contó.
Además, aseguró que a Luis Alfredo no le gustaba que hablaran mal de él.
“Corroboramos que siempre tiene un libreto y yo creo que su propósito principal, porque a él no le gusta que hablen mal de él, era estar con la Biblia todo el tiempo, que lee la Biblia, que es un hombre de Dios y que Dios lo ha perdonado, que no puedo decir si si o si no…”, agregó.
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